domingo, 18 de enero de 2009

Esculturas a escala joya de Sir Anthony Caro para Grassy


Todos los caminos llevan este invierno a Antony Caro (New Malden, Reino Unido, 1924) una figura capital de la escultura del siglo XX, cuya monumental obra, gran parte de ella realizada en metal, está presente en las colecciones de arte contemporáneo más importantes del mundo. Una versión a escala joya llega ahora a España gracias a Grassy para que la que Caro ha diseñado 19 piezas, en su mayoría hechas en oro de 18 kilates (4 están realizadas en plata). No e la primera vez que observamos esta colaboración. En 2006 Kosme de Barañano, exdirector de IVAM valenciano, ya había comisariado una primera colección de éxito inusitado. Ahora vuelve a hacerlo junto a Patrica Reznak, en una reedición de métodos y materiales. Los nueve colgantes, cuatro anillos, tres brochesy tres pares de pendientes, piezas únicas, firmadas y certificadas, fueron terminadas también en el taler madrileño de Francisco

Pacheco
, y de nuevo ensayan las formas abtractas tan características del artista. En realidad estas pequeñas esculturas, sufren el mismo proceso de trabajo que sus grandes piezas, consiguiendo igual tono intimista. Sin dibujos previos ni bocetos, Caro se acerca directamente al material, reduciendo el problema de la escala a mera actitud mental.

Esta segunda colección para Grassy llega en un momento especialmente dichoso para el escutor británico. Su fantástica produción, de gran fuerza expresiva, es objeto de un triple homenaje en los museos de Calais, Grevelines y Dun kerque, que celebran la culminaciópn del extraordinario proyecto que le ha ligado durante varios años a esta zona del norte de Francia. Se trata de la inaguarción en la actuación de la iglesia de Bourbourg (cerca de Dunkerque), centrada en una capilla del siglo XIII situada en el mismo coro de la iglesia, y destruida desde la Segunda Guerra Mundial. Su Choeur de Lumiére (Coro de la luz) vuelve a la vida ahora gracias a una serie escultorica, un nuevo coro, la pila bautismal y dos grandes púlpitos. Un encargo (del ministerio de cultura francés) de tal envergadura que solo se encuentra un caso similar en Matisse y su Capilla del Rosario, en el pueblecito francés de Vence.

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