domingo, 13 de septiembre de 2009

Banks Violette


Sus bellas y sofisticadas esculturas se alimentan de violencia y alineación. Espectacular y teatral construye escenarios para la angustia contemporanea.

Está la potencia, poderosa, de la obra. Estéticamente avasalladora, de una capacidad turbadora inmediata a pesar de su minimalismo. Y está la icónica presencia del creador, quinta esencia del artista neoyorquino en el imaginario colectivo. Banks Violette (Ithaca, EE.UU, 1973), se despidió de la vida familiar a los 16 debido a su adicción a las drogas y su pasión adolescente por el death metal. Sus vivencias, extremas, alguna más allá del límite de la legalidad, se han integrado tanto en su obra como el su propio cuerpo, absolutamente tatuado, incluso en lugares donde solo las bandas mafiosas situan sus códigos. La seducción del lado oscuro funciona también en el mercado del arte, donde una belleza rara avis (casi) siempre es bien recibida. Adorado por coleccionistas, por la crítica y por todas las biblias de la moda, mantiene su actitud indiferente ante sus famosos padrinos, empezando por Hedi Slimane, el ex diseñador de Dior, quien le cita una y otra vez incluso desde su propia producción.

La iconografía del escenario y el backstage le relacionan directamente con las subculturas juveniles, con su angustia, su alienación y su necesidad de liberarla de forma muchas veces violenta. Puede que el mensaje sea sucio y descarnado, pero el medio no puede ser más frío y pulido. La Belleza y sofisticación de sus esculturas, de metal, neón, cristal, fibra de vidrioo incluso agua, apuntalan la lectura inquietante del espectador. En el fondo yace la idea del vacío, tanto del que aquja a la iconografía del artista, ciertamente despojada de significado por su reiterado uso , como la de esa pequeña parte de la sociedad de su país que permanece al margen del optimismo dominante. Algo en la actitud correcta y distante de Mr Darkside indica que, a pesar delos esfuerzos del sistema , sigue militando en las filas de los incrédulos.
Quizá ya no como el joven desesperado que fue, sino como el adulto al que un juicio claro (más de un año de rehabilitación) le confirma que la única vía es el nihilismo (palabra que, por cierto, lleva tatuada en la nuca). Caballero de triste figura, aparece ajeno a todo y a todos. No por encima ni por debajo, sino tristemente instalado en una melancolía que quizá ha cincelado en su rictus de perpetua tristeza.

Banks Violette Obras

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